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“He’s gonna make me cum. I’m sorry, honey”
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This body deserves to be fucked right, right?! Hahah
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Ya que estaban abordo del carro, los dos chavos me pusieron sus manos en mis piernas y me siguieron acariciando. “Tus amigos son unos traviesos, eh…”, le dije en tono juguetón al que manejaba. James preguntó, y le respondí: “Voltea”. Mi esposo volteó a ver, y vio las manos de los dos tocándome. Una de las dos manos ya estaba cerca de mi entrepierna. James sonrió y le dijo al que manejaba cómo llegar a la casa. El conductor lo único que hacía era voltear por el espejo a ver qué pasaba. En el trayecto me siguieron acariciando, no me besaron más, pero creo que estaban esperando a que yo confesara lo sucedido para seguir.
Llegamos a casa, James me abrió la puerta y dijo: “primero las damas”. Entendí que quería que me pasara por encima del chavo, y yo en afán de picarlos más, me pasé por encima de el, asegurándome de que mi trasero lo rozara de la manera más sensual posible. Entramos a la casa y nos preparamos bebidas. “¿Cómo es que se llaman?”, preguntó James. El chico de buen ver respondió: “Jaime”, el que conducía: “Fernando”, y el que parecía verme con ojos de amor: “Manuel”. Se presentaron y nos sentamos en la sala. Tras poner música, James comentó: “Muy mala anfitriona tenemos.” Mi cara de sacada de onda lo dijo todo. “En el carro venías muy platicadora y aquí parece que ya ni estamos.” Entendí que James quería seguir viendo lo que pasaba en el auto, por lo que le dije: “Bueno, es que en el carro Jaime y Manuel lo menos que querían era platicar.” Fernando se me quedó viendo un poco sacado de onda, y Jaime y Manuel solo rieron.
“Pues que gacha, a Fernando no lo incluyes.”, dijo James. Me senté junto a Fernando y le dije a James: “¡Ah, cómo no!” Y procedí a plantarle un beso en la boca. Fernando no tardó en meter mano, y lo detuve diciéndole que en su debido momento podría meterla. Después de un rato de romper el hielo con plática y tragos, les pedí a los tres que se pararan junto al comedor, y a James que se sentara en una de las sillas. Procedí a besarlos uno por uno, y después me hinqué frente a Jaime, volteándolos a ver. “¿Qué esperan?”, pregunté. Los tres procedieron como soldaditos a bajarse el cierre del pantalón. Jaime ya estaba duro, y mi sorpresa al ver su pene fue grata. Fernando y Manuel no se quedaban atrás, aunque al parecer aún no estaban tan duros.
Tomé el pene de Jaime y comencé a besarlo lentamente, con mi mirada fija en James, que estaba muy interesado en lo que estaba pasando. Jaime no tardó en comenzar a acariciar mi cabeza, y a empujarme lentamente contra su sexo. Pude ver que Fernando y Manuel ya estaban duros, por lo que extendí mis manos y comencé a masturbarlos, mientras mamaba ya un poco más fuerte el pene de Jaime. Fernando la tenía de tamaño regular, y Manuel la tenía larga, un poco gruesa. Mis manos estaban felices con lo que estaba pasando, pero seguro no tan feliz como los cuatro hombres que estaban a mi merced en ese momento.
Al sentir cada vez más grande y duro el pene de Jaime, les pedí que cambiaran de posición. Fernando se puso en medio, dejándome masturbar a Jaime y a Manuel mientras me entretenía con la herramienta de Fernando. Para esto, James ya estaba al full, y estaba visiblemente excitado, lo que me hacía querer esforzarme más para complacerlo. Cabe mencionar que todo lo que hemos hecho en este estilo de vida es por acuerdo mutuo, pero si hay algo que me excita muchísimo es saber que mi esposo está excitado viéndome. Después de un rato, le tocó el turno a Manuel. Su pene largo topaba con mi garganta, y fue muy rico hacerle oral. Manuel tomaba mi pelo y me cogía la boca de manera dura, yo me presté para hacer un poco más de ruidos, prendiendo aún más a mi audiencia.
Me puse de pie y les sonreí a cada uno, mientras acariciaba los penes de Jaime y de Manuel. “¿Les gusta mi boca?”, les pregunté. Los tres respondieron que si. “¿Y a ti, amor? ¿Te gusta verme mamando tres vergas como la putita que te gusta que sea?”. James respondió: “No necesitas decirlo, sé que eres la más putita.” Me aparté un poco de los tres, tomé mi vaso y me tomé mi copa de “fondo”. “Súbanse el pantalón, lo más interesante llegará más tarde”, les dije. Entré al baño a lavarme las manos, y me serví otra copa.
Los tres chavos fueron complacientes, se sentaron de nuevo en la mesa y comenzaron a platicar con James sobre lo sucedido, mientras yo levantaba un poquito el desorden. Al parecer, se habían quedado picados. Mi objetivo había sido cumplido. Tenía a cuatro hombres derritiéndose por entrar en mi. Les pedí un momento para subir a mi cuarto, y arriba comencé a retocarme el maquillaje. Me desvestí por completo, quería verme al espejo y entender si era real lo que estaba sucediendo. Al ver mi cuerpo en el espejo comencé a tocar todo mi cuerpo, pellizcándome levemente en ciertas partes, tratando de “despertar” del sueño. Al parecer no era un sueño, estaba a punto de volverme la puta más grande. Esa que siempre había soñado ser.
Continuará…
Sabía que no podía dejar que la noche terminara así. Recibí un iMessage de James: “¿Todo bien? Llevas más de 15 minutos allá arriba. Tu público se impacienta.” Ese mensaje me trajo de regreso a la tierra. Por un momento me había quedado ida frente al espejo, pensando en todo y a la vez en nada. Le respondí: “Valdrá la pena la espera. Se buen anfitrión y entretén al público en lo que comienza el show.” James se limitó a responder: “Tus deseos son órdenes.”
Abrí mi cajón con mi lencería, y busqué un conjunto de encaje negro con plateado que tenía mucho tiempo sin usar. Al principio tenía miedo de cómo se me vería, ya que mi cuerpo ha ido cambiando desde el tiempo en el que jugaba a seducir a mi en aquel entonces novio (James). Comencé a vestirme lentamente frente al espejo. El brassiere hacía que mis tetas resaltaran más de lo normal, inclusive me las apretaba y me hacía tener un escote (el cual no tengo). Al ponerme el calzón, comencé a sentirme muy sexy. Este calzón era parecido a una tanga por detrás, por delante era una invitación a la lujuria.
Tomé un par de medias negras con encaje, de esas que se sujetan solas en la entrepierna, y las comencé a deslizar suavemente sobre mis piernas, sintiéndome a mi misma en el proceso. Me veía al espejo y por primera vez yo misma quería cogerme a mi, ahí, en ese momento. Busqué un par de tacones puntiagudos (los que tengo en mi avatar), me los puse, y observé como todo comenzaba a tomar forma. Tomé una bata traslúcida de esas que se ocupan para dormir, la puse sobre mi atuendo, y me pinté los labios con un rojo mucho más fuerte. Me retoqué y acentué más mi maquillaje, y me esponjé un poco el pelo. Tras perfumarme, le mandé un mensaje a James: “Show time.”
Abrí la puerta del cuarto, viéndome en el espejo una última vez, y sabiendo que probablemente mi vida no sería igual después de esta noche. Por mi mente pasaban muchas cosas, pensaba en qué sería de mi matrimonio, en qué pasaría si estos chavos se pasaban de la raya, en cómo sería despertar mañana, y mi cabeza estaba hecha bolas. Por suerte, me había subido mi copa, procedí a volver a tomármela de fondo, a retocar mis labios de nueva cuenta, y a comenzar el camino hacia volverme la más putita. Al menos en mi mente y en la de mi esposo.
Traté de bajar despacio, haciendo que se escuchara cada pisada la aguja de mi tacón. Fui bajando las escaleras, asomándome lentamente. Cuando bajé, mi sorpresa fue que encontré a los tres chavos desnudos, erectos, esperándome. James seguía sentado, y al verme, comenzó a acariciarse sobre su pantalón. Mi mirada fue fija en él. “Les dije que valdría la pena la espera.” Me posé frente a ellos, les di un beso a cada uno, me acerqué a mi marido, me senté sobre él y comencé a besarlo. “Tú vas a inaugurar esto, amor”, le dije. Me levanté y le pedí que me quitara la bata. Me volteó y me la quitó, y me empujó hacia ellos. “Soy todo ojos.” Esa frase fue la que me hizo dar cuenta que todo comenzaba a tener sentido.
Me acerqué a ellos, ya en ropa interior, medias y tacones, y volví a acariciarles el pene a los tres. Mi instinto fue ir con Jaime, era el más guapo, y sin duda el que tenía mejor ‘herramienta’. Me puse frente a él, y me volteé, dejando que me acariciara y me comenzara a tocar el pecho, sintiendo mi lencería y mis pezones duros. Comencé a sentir más manos, y en un momento ya tenía a Fernando y a Manuel besándome el resto del cuerpo. Jaime tomó mi brassiere y lo quitó suavemente, mientras Fernando bajaba mi calzón, sintiendo mis piernas al hacerlo. La piel se me ponía un poco chinita, pues Manuel ya había comenzado a besarme uno de los pezones, mientras Fernando me besaba la entrepierna.
Jaime me tomó por sorpresa y me empujó hacia en frente, poniendo mi trasero a su merced. No lo pensó dos veces, y se puso un condón, y sin consultármelo dejó ir todo su sexo contra el mío. Fue un grito de dolor/placer/calentura el que solté. Sentir una verga tan rica dentro de mi, viendo a mi marido mientras otros dos hombres estaban a mis lados esperando su turno era una escena tremenda. No tardé mucho en comenzar a mamársela a Manuel, mientras Fernando se hincó y me mordía los pezones y jugaba con mi cuerpo. Jaime me cogía duro, rico, y sin piedad. De reojo veía a James ya masturbándose lentamente, con una cara de éxtasis al ver a su esposa volverse una putita.
Debo reconocer que es difícil tener interacción sexual con tres personas al mismo tiempo. Alguna se debe de sentir un poco rezagada. Fue el caso de Fernando, que por ratos no sabía qué hacer mientras sus amigos me cogían la boca y la vagina sin parar. Traté de hacerlos partícipes visualmente, tanto a James como a Fernando, mirándolos y sonriéndoles o haciéndoles gestos de placer, para que no se sintieran desplazados. Aunque James disfrutaba el espectáculo, Fernando estaba ansioso por entrar en mi. Jaime comenzó a darme más duro, y mis piernas comenzaban a temblar. Mis gritos ya eran fuertes, y ya estábamos al borde del orgasmo tanto Jaime como yo. “Te voy a llenar de mi leche, putita.”, dijo Jaime al salirse abruptamente, quitarse el condón, y prácticamente regarme de semen toda la espalda y nalgas. Sentí como si me estuvieran echando agua caliente, era mucho semen. Se me puso la piel chinita y procedí a venirme, así, valiéndome, en el piso, mojando mis medias y tacones, sintiéndome como una puta, llena de semen y utilizada para descargar los placeres de los hombres.
Continuará…
Reblog if you’d pound the shit out of me and don’t forget to add my snap 😍👅 hwife699
🔞
I love how she lays her head on his face as she’s getting both of her holes drilled.
She knows how to behave when she is wearing the anklet. It’s SLUT time. Here she is with a different cock from this past weekend.